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Saber qué mostrar y de qué forma para que se nos perciba de una determinada manera es una habilidad que se trabaja. Tener cierto control sobre la imagen que se dibuja de nosotros cuando alguien pronuncia nuestro nombre es un recurso muy interesante si te dedicas a vender. La mayor parte de lo que compran eres tú. Después comprarán tu trabajo.
Esto es la construcción de percepciones.
Un trabajo estratégico que has de trabajar con finura para no conseguir el efecto “Sí, claro” que es ese que se despierta cuando no nos creen, cuando nos pasamos de frenada, cuando levantamos barreras en el otro que hacen que nuestras oportunidades se pierdan automáticamente tras decir una frase que frena en seco a tu potencial cliente.
Al final, nunca ha sido tan difícil destacar entre tantas personas persiguiendo el objetivo similares.
Y hacer esto como te puedes imaginar no es sencillo, hay mucho en juego. (Si no, no leeríamos las gilipolleces que vemos en Instagram, muros de Linkedin o charlas de café que nos hacen querer alejarnos lo más rápido posible de esas personas que sueltan todo lo primero que se les pasa por la cabeza).
Porque el respeto no se puede exigir, igual que el amor no se puede reclamar o la autoridad no se puede imponer. Lo único que está en nuestra mano es entender qué podemos hacer para construir lazos entre lo que queremos y lo que quiere el otro para que la percepción que tienen de nosotros cambie.
*** Si tienes una marca personal fuerte en Of line y quieres llevártela al On line tienes mucho trabajo hecho.
Vas a tener que pulir algunas cosas para adaptarte a las normas de internet y entender la filosofía que hay detrás para que dejes de ver esto como un trabajo aburrido y empieces a visualizar las oportunidades y retos interesantes que hay aquí pero casi lo tienes hecho ***